Existo luego pienso.

Estaba esta mañana lavándome los dientes cuando pensé ¿qué pasaría si le diéramos la vuelta a la conocida frase de Descartes? Una frase que dice así «Pienso luego existo» y que nos lleva a la lógica consecuencia de que el hecho de pensar implica, de forma obligatoria, el hecho de ser y existir. Basta con saberse pensante para existir.

Si invertimos el orden de la frase nos quedaría el siguiente razonamiento: «existo luego pienso» que, a diferencia de la frase anterior, nos lleva a la conclusión de que por existir, por haber recibido el regalo de la vida, lo mínimo que podemos hacer es pensar e intentar sacar lo mejor de nosotros mismos. Intentar que el mundo sea un lugar mejor y hacer de medios como el dinero o el poder lo que son, algo secundario para llegar a alcanzar la felicidad, unos simples medios que en la sociedad de hoy se han convertido en un fin más importante que la propia vida.

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Santiago García Lucio