La Titulítis.

Hoy en día se habla mucho de títulos universitarios, quizá demasiado. Muchas veces incluso pudiera llegar a parecer que los títulos definen a las personas que los tienen, en otras tantas ocasiones la sociedad te grita que si no tienes un título no eres nadie y que nunca podrás serlo porque no tienes un «papel» que diga que vales para lo que haces y tanto te gusta.

En muchas ocasiones, sino siempre, son los propios padres los primeros que van cacareando al oído de sus hijos que tienen que llegar a la Universidad y estudiar mucho para conseguir graduarse porque sin su título jamás llegarán a nada en la vida; una vida que también puede llevarse igual de bien  siendo autodidacta y trabajando por tu cuenta.

Porque si bien es verdad que la universidad te enseña muchas cosas no lo es menos que la mayoría de ellas son solo teóricas y que el porcentaje que te servirá de verdad fuera de las aulas es misérrimo. Los autodidactas, si bien es verdad que tienen que tomárselo con una seriedad tremenda, aprenden y disfrutan más con lo que hacen porque, en lugar de tragarse teoría que luego no les servirá para nada se dedican a estudiar solo lo que quieren estudiar y lo que creen que necesitarán saber.

Digo todo esto porque la Universidad será muy positiva y te enseñará muchas cosas pero no te enseña a socializarte ni a empatizar con los demás, tampoco te enseña a reconocer la verdadera valía de una persona porque todo se hace a través de exámenes y trabajos fijos que no dejan espacio para que el alumno aporte nada de su propia cosecha; unos estudios donde se fomenta el «Tú estudia este temario que es lo más importante» o el «apréndete esto para el examen».

Unos estudios universitarios que son cortoplacistas y que no permiten que los alumnos saquen lo mejor de sí mismos porque ni tan siquiera les dejan aportar su granito de arena o sus puntos de vista. Unos estudios que también podrían ser memorizados y vomitados por robots.

Pero como la gente y la sociedad siempre buscan lo más cómodo, la Formación Profesional o el autodidactismo nunca son la primera opción. Aquí cada uno con su título, con su «papel» para que al final todos seamos clónicos y ninguno sepa más que otro, para que, al final, cómo ahora, haya personas con cinco títulos que están en paro.

Porque mientras haya títulos y titulítis ¿A quién le va a importar que los estudios motiven o no? Porque lo importante es el título, ese título que, según parece, te lava, te plancha y te da de comer.

Santiago García Lucio